lunes, 26 de marzo de 2012

447. REFORMA LABORAL Y CREENCIAS SOCIALES


Estoy viviendo con gran  tristeza y  enorme preocupación la reacción de  la sociedad española ante la Reforma Laboral que  ha impulsado el Gobierno.

Y, aunque a mi parece que los cambios que aparecen en el texto que ha enviado el Gobierno a las Cortes suponen un buen avance en el proceso de liberalizar el mercado de trabajo y de incrementar la libertad de los trabajadores y de los empresarios, la reacción de la sociedad es muy dura. Pienso que incluso muchas pèrsonas que no van a ir a la huelga eneral del día 29, en su fuero interno, comulgan con ella y esperan que el gobierno "escuche", la voz de los ciudadanos.

Y no son solo los sindicatos, que tratan de mantener sus privilegios, o  los partidos políticos de izquierda que pueden estar a favor de viejos modelos proteccionistas de la relación laboral, son también muchas personas “de derechas”, que están convencidas de  que los trabajadores “pierden” sus derechos, trabajosamente conseguidos en los tiempos de la democracia,  a favor de los “empresarios aprovechados”.

Los setenta años  de vigencia de las leyes fascistas y socialistas, basadas en las  ideas  de que  la libertad es mala,  el empresario  un explotador y  el trabajador es un ser débil que necesita ser protegido por las leyes y los sindicatos, se ha asentado de tal manera en la sociedad  que cualquier atisbo de aire de libertad es sentido como una ráfaga de  frío polar que mata el alma de los trabajadores y sume en el desastre a la sociedad.

¿Es espantoso negociar las condiciones de trabajo entre empleador y empleado sin que intervengan los sindicatos?

¿Es horrible que los sindicatos de empresas, también UGT y CC OO,  sigan teniendo la posibilidad de negociar y firmar convenios colectivos con los empresarios?

¿Es una indignidad que los trabajadores de cualquier empresa, si les viene en gana,  hagan huem¡lga cuando les parezca bien?


¿Es malo que quien no encaje en una empresa se marche a otra parte?

¿Es un horror que un empleador que no se entiende con un empleado no tenga que mantenerse casado con él o con ella hasta que la jubilación les separe?

¿Es horrible recibir solamente 33 días del salario anual bruto en caso de que a una persona le  despidan de una empresa en la que no se encaja  o  ya no le  necesitan?

¿Es buenísimo  seguir prisionero de un empresa, con un jefe destestable, esperando a que te despiadan para cobrar la indemnización que es tuya porque te la da el derecho que tienes a recibirla si te despiden?

¿Es horrible que se pueda seguir acudiendo a los jueces para reclamar los propios derechos?

¿Es malo que se facilite con subvenciones la contratación de jóvenes, de mayores y de personas pertenecientes a colectivos en riesgo de exclusión social?

¿Es malo que los emprendedores y las pequeñas empresas puedan tener empleados con menos coste de seguridad social (sin que el trabajador pierda  ningún derecho), para facilitar la creación de empleo y el progreso de las emprsas?

Pues sí, parece que entre las más sólidas creencias de la sociedad española está la de pensar que la libertad es mala, que el trabajador es un pobre desgraciado, que el empresario es un monstruo explotador y que el Estado y los Sindicatos deben velar por nosotros.  que somos  empresarios y trabajadores, menores de edad.

Y, una razón que me reafirma en lo que digo  es que ni  siquiera el Gobierno ha sido capaz de explicar el fondo, la filosofía,  de la reforma. Los mejores argumentos de los políticos de la derecha se centran en que “la reforma va a crear empleo”, que habrá subvenciones y, sobre todo, que la reforma está en línea con lo que pasa en Europa...

En mi opinión lo que hay que explicar es que la libertad genera negocio y bienestar, que  la libertad permite progresar a las personas, que el esfuerzo y el trabajo libre es rentable y que, a pesar de todo, por más que nos empeñemos, si no hay un mercado laboral flexible, aunque tengamos “las mejores” leyes sociales, aunque los españoles y los inmigrantes tengamos  firmados “los mejores convenios”, aunque los jueces den siempre la razón a los trabajadores, aunque el Gobierno, los Sindicatos, la CEOE, el Cardenal Primado y el mismísimo  Papa,  si los empresarios y los trabajadores no somos libres y competitivos, antes de mucho tiempo, comeremos en lugar de carne,  y teniendo  todos los derechos que queramos tener, muchísima  hierba.

Realmente estoy  triste y muy preocupado por lo asentadas que tenemos en la sociedad española las viejas creencias que nos regalaron los tiempos del fascismo y  la bondad bienpensante  de los viejos socialistas. 

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